martes, 27 de marzo de 2012

etimologicamente

Uno de los pilares fiandamentales de la ecología es estudiar el flujo de energía que se
propaga a través de la red trófica, desde los productores primarios hasta los
consumidores y detritívoros, perdiendo calidad dicha energía en el proceso al disiparse
en forma de calor. El principal aporte de energía a los ecosistemas es la energía
proveniente del sol, pero las plantas (en ecosistemas terrestres, o las algas en los
acuáticos) tienen una eficiencia fotosintética limitada, al igual que los herbívoros y los
carnívoros tienen una eficacia heterotrófica. Ésta es la razón por la que un ecosistema
siempre podrá mantener un mayor número y cantidad de herbívoros que de carnívoros,
y es por lo que se conoce a las redes tróficas también como "pirámides", y es por esto
que los ecosistemas tienen una capacidad de carga limitada (y la misma razón por la que
se necesita mucho más territorio para producir carne que vegetales).
Los sistemas ecológicos se estudian a diferentes niveles, desde individuales y
poblacionales (aunque en cierto modo puede hablarse de una "ecología de los genes",
infraorganísmica), hasta los ecosistemas completos y la biosfera, existiendo algunas
hipótesis que postulan que esta última podría considerarse en cierto modo un
"supraorganismo" con capacidad de homeostasis. La ecología es una ciencia
multidisciplinar y hace uso de muchas otras ramas de la ciencia, al mismo tiempo que
permite aplicar algunos de sus análisis a otras disciplinas: en teoría de la comunicación
se habla de Ecología de la información, y en marketing se estudian los nichos de
mercado. Existe incluso una rama del pensamiento económico que sostiene que la
economía es un sistema abierto que debe ser considerado como parte integrante del
sistema ecológico global.
La etología, por otra parte, estudia el comportamiento animal (en particular de animales
sociales como los insectos sociales, los cánidos o los primates), y a veces se considera
una rama de la zoología. Los etólogos se han ocupado, a la luz de los procesos
evolutivos, del comportamiento y la comprensión del comportamiento según la teoría de
la selección natural. En cierto sentido, el primer etólogo moderno fue Charles Darwin,
cuyo libro La expresión de las emociones en los animales y hombres influyó a muchos
etólogos posteriores al sugerir que ciertos rasgos del comportamiento podrían estar
sujetos a la misma presión selectiva que otros rasgos meramente físicos.
El especialista en hormigas E. O. Wilson despertó una aguda polémica en tiempos más
recientes con su libro de 1980 Sociobiología: La Nueva Síntesis, al pretender que la
sociobiología debería ser una disciplina matriz, que partiendo de la metodología
desarrollada por los etólogos, englobase tanto a la psicología como a la antropología o
la sociología y en general a todas las ciencias sociales, ya que en su visión la naturaleza
humana es esencialmente animal. Este enfoque ha sido criticado por autores como el
genético R.C.Lewontin por exhibir un reduccionismo que en última instancia justifica y
legitima las diferencias instituidas socialmente.
La etología moderna comprende disciplinas como la neuroetología, inspiradas en la
cibernética y con aplicaciones industriales en el campo de la robótica y la
neuropsiquiatría. También toma prestados muchos desarrollos de la teoría de juegos,
especialmente en dinámicas evolutivas, y algunos de sus conceptos más populares son
el de gen egoísta, creado por Richard Dawkins o el de Meme.

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